Amado por las mujeres y envidiado por los hombres, Chilton de Osminton
vivía feliz y despreocupado, hasta que Alexia y Letty, dos jovencitas provincianas
que acababan de llegar a Londres en busca de marido, le pidieron una pequeña
ayuda.
Él accedió, pues por algo era un caballero. Pero también era un hombre
sensible a la belleza y no podía permanecer indiferente al juvenil encanto de Letty,
ni ante la compleja personalidad de Alexia. Y a partir de aquel momento,
empezaron a sucederse las sorpresas.