Dicen que uno valora lo que tiene cuando lo pierde. Alex Bloom podía dar fe de eso.
Ella era perfectamente imperfecta. Una vida llena de sobresaltos e inestabilidad. Lo único perdurable que había tenido, había sido Frank Martin, su mejor amigo. Pero estaba a punto de perderlo.
Frank Martin era el típico chico bueno que todos querían tener como amigo. Un director de cine que acababa de ganar un viaje a Grecia para dirigir su primera película, lugar en donde él conocería a la mujer con la que pretendía casarse. Justo en el momento en el que Alex había descubierto que se había enamorado de su mejor amigo.
Un viaje a Grecia, una fiesta de compromiso y nada que un par de copas no puedan solucionar.