A raíz de su intensa fe en el país Pancho se dejó llevar por su entusiasmo, pero las tremendas inestabilidades del mismo hacen tambalear su imperio. Los leones han afilado sus zarpas y están listos para devorarlo.
Sin darse por vencido lucha con tesón por reflotar sus empresas, o cuando menos, conservarlas.
Aun así, en sus más agoreras cavilaciones comprende que si pierde en tan faraónica y desigual lucha, ya no querrá seguir en Argentina. ¡Triste será la vida sin su familia, ésa que tanto ha protegido y por la cual tanto esfuerzo dedicó!